domingo, 20 de mayo de 2012

Muere Robin Gibb, componente de los Bee Gees


El cantante vendió más de 200 millones de discos con el mítico grupo de los años 60 y 70

Robin Gibb, de 62 años, componente de los Bee Gees, murió este domingo tras 18 meses de continuos problemas de salud. Las pistas de baile sufren una semana de pérdidas: solo tres días antes fallecía Donna Summer, reina de la música disco. A pesar de que el pasado 22 de abril Gibb consiguió salir del coma en el que estuvo durante una semana a causa de una neumonía, el cantante no logró superar el cáncer de hígado y colón detectado en otoño de 2010 tras una operación para corregir una obstrucción intestinal.
Morbosas casualidades: en 2003 su hermano gemelo Maurice moría en el quirófano de un paro cardiaco mientras se le sometía a una intervención para corregir esa misma afección intestinal. En aquel momento Barry, el mayor de los Gibbs, y Robin la voz más reconocible del grupo gracias a sus famosos falsetes, anunciaron el final del trío fundado en Australia en 1960. Un grupo formado por tres de los cinco hijos de un músico de Manchester que tuvo que emigrar a Brisbane con toda la familia en 1958 huyendo de las duras condiciones de la posguerra.
En esos 43 años cambiaron de estilo en varias ocasiones. Llegaron a lo más alto, por primera vez en 1967. Entonces triunfaron como grupo de pop vocal con éxitos como To love somebody o Massachusetts.Mantenían un espectacular ritmo de trabajo. En 2009 la caja The studio albums 1967-1968 (Rhino/DRO) reunía los tres elepés que grabaron-1st, Horizontal, Idea- en dos años. Pero con tomas alternativas, canciones inéditas, singles, discos de Navidad y jingles publicitarios, ocupaban seis cedés.Súmese a eso las giras y los roces inherentes de cualquier grupo familiar y el resultado es un tremendo caos: crisis nerviosas, enfermedades, despido de los miembros que no se apellidan Gibb, demandas del manager. Y deserciones para empezar carreras en solitario. Amaga primero Barry, el guapo, pero es Robin el que se larga en 1969. Poco más de un año, vuelve en 1971.
Ahí se produce otro cambio de tercio. Según avanzan los años setenta, los Bee Gees se orientan a la conquista del mercado estadounidense. El productor Arif Mardin les va moldeando y se meten, da la impresión de que casi sin notarlo, como parte de la disco music 
En 1977 les piden temas para Fiebre del sábado noche. La película convierte a John Travolta en un mito el doble elepé vende decenas de millones de copias. Los Bee Gees son los reyes del pop mundial. El apellido tiene tanta fuerza que hasta el hermano menor, Andy, se transforma en una estrella. Él será el primero de los Gibb en fallecer, en 1988, con solo 30 años.
En los últimos tiempos Robin Gibb había bajado su perfil de músico para dedicarse a otros menesteres menos artísticos. En 2010 fue reelegido en Bilbao Presidente de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC). La CISAC es una organización que representa a más de tres millones de creadores, autores y compositores en todo el mundo. “Quiero aprovechar este nuevo mandato para colaborar en el desarrollo de un sistema permanente de gestión de derechos de los creadores en la era digital”; dijo.
En 2006 Tony Balir vio envuelto en un pequeño escándalo cuando se descubrió que planeaba pasar unas vacaciones en la mansión de florida de Robin Gibb. La acusación directa era su cercanía con alguien tan posicionado en la lucha entre autores e internautas. Ya de paso se le echaba en cara que él, que se decía cercano al brit pop se relacionase con un músico “hortera”. Porque, a pesar de que hay muchas razones para valorar la obra de Bee Gees, la idea de que son un grupo kitsch es la que ha prevalecido en el imaginario popular.
Durante toda su enfermedad, Gibb se mantuvo fuera de los focos, hasta febrero de este año, cuando declaró a la BBC que se encontraba “mejor que nunca”. Estaba preparando la presentación en directo de su primera obra clásica, The Titanic Requiem, compuesta a medias con el menor de sus tres hijos, Robin John, de 29 años. Era un homenaje a las víctimas del Titanic. Para su estreno estaba previsto que codirigiera la orquesta. Al final no fue posible.

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